El impacto de las mujeres en la cultura del sound system ha sido fundamental para la evolución de este movimiento musical, que a menudo ha estado dominado por hombres. Desde sus inicios, las mujeres han desempeñado un papel crucial, no solo como participantes, sino como innovadoras y líderes, desafiando las normas establecidas y transformando el panorama del sound system a nivel global.
En la década de 1950 en Jamaica, donde el sound system comenzó a tomar forma, las mujeres comenzaron a hacer sentir su presencia en un entorno dominado por hombres. Una pionera en este movimiento fue Sister Nancy, quien se convirtió en la primera DJ femenina reconocida en un entorno que hasta entonces había sido casi exclusivamente masculino. Su álbum debut, “One Two”, y el famoso sencillo “Bam Bam”, lanzado en 1982, no solo fueron éxitos de la música dancehall, sino también un poderoso símbolo de empoderamiento femenino. Su contribución ayudó a abrir el camino para futuras generaciones de mujeres en la industria del reggae y el dancehall.
En Londres, la influencia femenina en el sound system se consolidó en las décadas de 1970 y 1980, cuando el movimiento del reggae y el dub se expandió en la escena musical británica. Norma Fraser, una vocalista de reggae, y Doreen Shaffer, fueron algunas figuras destacadas en una escena que luchaba por equilibrar la representación de género. Su presencia en eventos y emisoras de radio ayudó a visibilizar a las mujeres y a demostrar que podían dominar tanto los micrófonos como las tornamesas, a pesar de los desafíos que enfrentaron en un espacio predominantemente masculino.
Hace más de 60 años, en el Caribe colombiano, se gestó una cultura que con el tiempo se consolidó como una de las muestras artísticas y musicales más importantes de la región: el picó. Este fenómeno se caracteriza por enormes bafles artesanales, diseñados a gusto de cada creador, que se utilizan en batallas y competencias musicales conocidas como casetas. En estos eventos, los amantes de la champeta y otros ritmos africanos se reúnen para disfrutar de mezclas vibrantes y bailes enérgicos. Aunque el picó ha sido históricamente un espacio dominado por hombres, las mujeres han desempeñado un papel fundamental en este entorno, desafiando las expectativas y ganando respeto por su habilidad y dedicación. Han jugado roles vitales no solo como asistentes, sino también como organizadoras, selectoras y promotoras de eventos que destacan la música afrocolombiana.
En Barranquilla, Miliceth Martínez Iriarte, conocida como Milly Iriarte, es una de las figuras más destacadas en esta escena. Cartagenera y feminista empedernida, Milly ha sido una pionera en la combinación del picó con el activismo por la igualdad de género. Su interés por el picó surgió de un trabajo investigativo durante sus estudios universitarios, donde descubrió el papel histórico y cultural de las mujeres en la champeta. Motivada por su descubrimiento, Milly ha trabajado para visibilizar y apoyar a las mujeres en este entorno, promoviendo su inclusión y reconocimiento.
En México, colectivos como Musas Sonideras han surgido, combinando el activismo social con su trabajo en el sound system. Estos grupos no solo promueven la música, sino que también abogan por la igualdad de género y la inclusión, creando espacios seguros para la participación femenina y construyendo puentes entre generaciones y culturas.
Irónicamente, la unificación de la Cultura del Sound System en el Reino Unido fue liderada por una mujer, Mandeep Samra. Ella ha sido fundamental en la documentación del legado de los sound systems, desde su pueblo natal de Huddersfield hasta Bristol, Birmingham y Londres. Samra, quien creció rodeada de la música de la diáspora del oeste de la India, ha reunido exposiciones detalladas que incluyen fotografías de archivo, flyers vintage y posters que ilustran los últimos 50 años de la cultura del sound system. Aunque su trabajo ha desenterrado valiosas historias sobre la escena, Samra ha encontrado pocas narrativas lideradas por mujeres, reflejando la dificultad de visibilizar estas historias en un campo predominantemente masculino. En eventos académicos sobre el sound system, como uno en la Universidad Goldsmiths de Londres, solo cuatro de los 16 ponentes eran mujeres, subrayando el desafío persistente en reconocer el rol de las mujeres en esta cultura.
Además de las barreras históricas y culturales, las mujeres enfrentaron problemas prácticos significativos para establecer sus propios sound systems. Los amplificadores eran incómodos y pesados, y en muchos casos, tenían que ser cargados por varios pisos sin ascensor. En los años setenta y ochenta, las mujeres británicas a menudo no recibían formación en habilidades eléctricas o de carpintería necesarias para construir estos equipos, y muchas no contaban con los recursos financieros necesarios para adquirir los materiales o discos raros. A pesar de estos desafíos, mujeres como Amanda Huxtable, que creció en Brixton y se casó con Paul Huxtable de Axis Sound, han sido fundamentales en el apoyo y desarrollo de la cultura del sound system. Huxtable destaca que la historia de las mujeres en este campo es una de apoyo mutuo y comprensión, crucial para el surgimiento y crecimiento de los sound systems.
A finales de los años 80, Nzinga Soundz, uno de los sound systems más antiguos del Reino Unido formado exclusivamente por mujeres, nació a través de una pasión y un amor compartidos por la música. Las fundadoras de The Sound, DJ Ade y Junie Rankin, tienen una trayectoria en el mundo de los sound systems desde sus inicios como hijas de “inmigrantes”, tocando para familiares y amigos en fiestas caseras, eventos comunitarios y sociales, hasta bailes, conciertos y festivales a gran escala. Lynda, con su fuerte orientación panafricanista y activismo comunitario, jugó un papel crucial en la promoción de la música africana en espacios como la Virgin Megastore, donde trabajó para diversificar la oferta musical en un contexto de predominancia blanca. En un entorno de microagresiones y desafíos de género, las mujeres de Nzinga Soundz se enfrentaron a constantes subestimaciones y barreras, especialmente al intentar posicionarse como DJs en un espacio dominado por hombres. Sin embargo, su conocimiento musical y la conexión con su público les permitieron superar estas barreras y mantener su integridad artística.
El nombre Nzinga, inspirado en la reina guerrera angoleña, refleja su deseo de emular fuerza y liderazgo en su comunidad. A lo largo de los años, han demostrado ser más que un simple sound system; su trabajo ha sido una exploración compleja y matizada de la intersección entre música, género, y política. Su capacidad para conectar con diferentes audiencias, y su insistencia en mantenerse fieles a sus principios, les ha asegurado un lugar único en la historia de la cultura del sound system en el Reino Unido.
La experiencia de Nzinga Soundz ilustra cómo las mujeres pueden desafiar y redefinir los espacios culturales, creando un legado que trasciende la música y se convierte en un testimonio de resistencia y creatividad.
A través de todas estas contribuciones, las mujeres han demostrado ser fuerzas transformadoras en el mundo del sound system. Su trabajo ha ampliado las posibilidades del movimiento, ofreciendo nuevas voces, nuevas visiones y nuevas formas de experimentar el sonido. Al hacerlo, han creado una red de apoyo y colaboración que fortalece a toda la comunidad del sound system y continúa inspirando a futuras generaciones. En cada rincón del mundo, desde Kingston hasta Bogotá y Ciudad de México, la influencia de estas mujeres sigue resonando, reafirmando el papel vital que juegan en la cultura del sound system y en la búsqueda de una sociedad más equitativa.